“La enfermería me ha enseñado a desarrollar habilidades para explorar y comprender lo que el otro necesita, más allá de lo que yo creo que necesita”
Los martes son para Marcela González, académica de la Escuela de Enfermería UC, los días en que se energiza. Ese ánimo nace tras dictar clases a estudiantes de primer año en el curso ‘Salud, Cultura y Sociedad Global’: “Me energizo de las preguntas que me hacen, de los desafíos que me proponen, en términos de que debo buscar ejemplos y modos de aterrizar conceptos sociales a la vida cotidiana de alguien que está partiendo su formación universitaria a los 18 o 19 años”, explica.
Esos alumnos que recibe cada semestre los describe como curiosos, creativos, interesados y comprometidos: “Reconocen la responsabilidad que tienen al transformarse en profesionales de la salud”, indica la académica, quien es doctora en Antropología Médica por la Universidad de Melbourne y que también se desempeña como Subdirectora de Asuntos Internacionales de la Escuela de Enfermería UC.
El gusto por la docencia nació de su propia experiencia de ser estudiante de enfermería y cómo, gracias a sus profesoras de pregrado, fue encantándose con esta profesión. Ella, que ingresó a la Pontificia Universidad Católica de Chile sin saber mucho de la carrera, se encontró con un campo interesante y diverso: “Nunca imaginé que la enfermera es un profesional tan dinámico, flexible y multifacético. Si pensamos en los lugares en donde podemos encontrar enfermeras y enfermeros trabajando, el hospital se queda corto”.
Dentro de la multiplicidad de campos a desempeñarse, Marcela González descubrió en la investigación un área desde la cual aportar a la salud de las personas: “Desde mi perspectiva, la investigación existe para responder a problemáticas concretas y reales que afectan a la población (…) Como académicos tenemos la responsabilidad de contribuir al bienestar de las personas de nuestro país y en la investigación yo encuentro un camino para llevar a cabo esa contribución, ya sea porque estoy trabajando con jóvenes con diabetes tipo 1 o con niños y niñas con alguna enfermedad rara”, señala.
En el desempeño de su trabajo académico, así como en la misión de la enfermería, comenta que el eje es la visión integral de la persona: “Es un elemento propio disciplinar el tener a la persona en el centro de nuestro quehacer y eso requiere que entendamos a la persona más allá de su cuerpo biológico. Se trata de alguien con nombre y apellido, con una historia individual, familiar y comunitaria particular”.
Cuando la académica recorre su trayectoria profesional, desde su primer trabajo en hospitalización psiquiátrica hasta el día de hoy como docente, reflexiona que esa mirada hacia el otro es el mayor regalo que le ha entregado su carrera: “La enfermería me ha enseñado a desarrollar habilidades para explorar y comprender lo que el otro necesita, más allá de lo que yo creo que necesita. Esto implica escuchar activamente para tratar de transformar una evaluación del estado de salud de una persona en un cuidado significativo para ella”.
En concordancia con esa misma línea es que Marcela González espera haber contribuido y seguir contribuyendo: “En aportar a generar relaciones respetuosas con mis estudiantes, colegas y académicos de otras unidades como universidades, donde el valor de la persona prime y, por sobre todo, el deseo de cultivar un país que esté mejor”.