Programa de Cuidador Primario: adquiriendo nuevos conocimientos
Han tenido que vivir nuevamente el nerviosismo de los exámenes y pruebas, han formado verdaderas amistades y han experimentado un crecimiento exponencial. Es que los treinta migrantes que comenzaron sus clases del Programa de Cuidador Primario el 21 de agosto solo tienen palabras de agradecimiento, por todo lo que han ganado a lo largo de […]
Han tenido que vivir nuevamente el nerviosismo de los exámenes y pruebas, han formado verdaderas amistades y han experimentado un crecimiento exponencial. Es que los treinta migrantes que comenzaron sus clases del Programa de Cuidador Primario el 21 de agosto solo tienen palabras de agradecimiento, por todo lo que han ganado a lo largo de estos meses.
Actualmente están terminando el tercer curso, enfocado a entregar los conocimientos necesarios para una óptima atención de primeros auxilios, frente a las emergencias de salud más comunes. “Con la docencia uno siempre dice que aprende con el alumno, es recíproco el proceso. Sin embargo, acá ha sido aún más enriquecedor para mí porque he aprendido de ellos, de sus vidas. Cada uno llega con una historia súper potente al país. La mayoría no se viene porque quería pasar un periodo de vacaciones, sino que se vino en búsqueda de una mejor calidad de vida”, plantea Francisca Sánchez, docente de la Escuela de Enfermería UC, quien ha visto un avance gradual y notorio en los estudiantes, los que destacan el profesionalismo, la dedicación y la vocación de las docentes a cargo. “Le agradezco a Dios por ponerlas a todas en nuestro camino y por la paciencia que tienen, porque algunas ya somos adultas y para aprender es más complicado. Ellas han tenido mucha paciencia, nos han apoyado y nos han guiado”, reconoce Liliana Larrahondo, de Colombia.
Sus clases son intensivas: de lunes a jueves, de 16 a 21 horas. Esta iniciativa es posible gracias a la donación realizada por la empresa SSEI Chile, de la mano de Francisco Fica, su gerente general; del Instituto Católico Chileno de Migración y de la colaboración de la Escuela de Enfermería UC junto a Educación Continua Duoc UC. “Es una labor que me parece muy loable, muy de un país hacia otro, hacia unos cuantos, porque aquí estamos de todas las latitudes de Sudamérica. Me parece que es un gesto de acogimiento y de compartir muy bonito. Espero que podamos retribuir esto con trabajo y servicio a los que lo necesite”, subraya Elvia Inciarte, de Venezuela.
Muchos han tenido que sacrificar tiempo con sus familias, pero reconocen que con la ayuda y colaboración de sus cercanos han podido cumplir con las exigencias del programa. “Les cuento cuando aprendo algo nuevo. Estoy practicando en casa. Les digo a mis niños qué es lo que tiene que hacer con respecto a la intoxicación, al lavado de manos y si de repente en la casa hay algún accidente o alguna fractura, sabemos qué hacer. Ellos participan con nosotros, les cuento las cosas que hacemos. Mis niños están felices y contentos”, manifiesta Gladys Pajuelo, de Perú.
Pero no todo es práctica y teoría. En este tiempo se han cohesionado como grupo. Se han formado amistades, de esas que se juntan a estudiar y se ayudan cuando uno tiene un problema, ya sea con una palabra o un simple gesto de ánimo.