9 de Julio 2025

Es importante destacar que el trabajo en red no es sólo una herramienta operativa, sino de manera muy especial una postura ética y estratégica de las autoridades de una institución universitaria para enfrentar el futuro global

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El sistema universitario de desarrolla en un contexto de gran colaboración internacional, con desafíos globales e impactos que muchas veces no se pueden predecir, relacionados con un mundo global e interconectado. Ejemplos de ellos se encuentran en la situación creada por la pandemia; el cambio climático; los conflictos bélicos; los temas éticos; los desafíos que presenta la inteligencia artificial, entre otros. En este escenario, las universidades se constituyen en verdaderos agentes de transformación global. Así, es relevante proponer y avanzar en un trabajo en red, que se presente como una estrategia robusta para la cooperación, innovación y una proyección internacional de futuro.

Las redes universitarias consisten en asociaciones de universidades para colaborar entre sí con el objetivo de lograr objetivos comunes. Estas iniciativas responden a la inquietud de los académicos por colaborar y básicamente conocer nuevas realidades, poder compararlas y realizar sinergias con el objetivo de crecer y desarrollarse. Existen redes locales. Regionales y globales, con énfasis en la docencia, investigación, gestión, vinculación con el medio, entre otras. En ellas se logra tener una colaboración y un importante aprendizaje que permite compartir mejores prácticas, avanzar en docencia innovadora, investigación colaborativa de frontera, impulsar la transferencia, innovación y el emprendimiento, comparar desafíos similares, abordar problemáticas comunes y acceder a diferentes fuentes de financiamiento internacional. Todos estos son trabajos y desafíos en permanente desarrollo.

En el pasado, el concepto tradicional de internacionalización se refería solo a desarrollar trabajo académico a través del intercambio de estudiantes, docentes e investigadores. En la actualidad, esto se ha modificado para dar lugar a una visión de una real internacionalización integral o “en casa”. Es por esto por lo que hoy, junto a potenciar la movilidad estudiantil y académica, es imprescindible el desarrollo de programas en diferentes niveles; la sinergia y evaluación de la realidad comparada de indicadores de gestión; la enseñanza de nuevos idiomas; la incorporación de contenidos globales en los currículos; trabajar para incorporar la diversidad cultural en los campus; entre otras variadas actividades.

Es importante destacar que, con el objetivo de incorporar lo anterior, se requiere liderazgo y una gestión institucional deliberada y orientada a propósitos compartidos, que permitan obtener los frutos propuestos en el plan de desarrollo y en la misión institucional. De esta forma, en el trabajo en red las universidades se transforman en instituciones que pueden llegar a ser promotoras de intercambio y entendimiento intercultural, lo que es una responsabilidad mayor y muy relevante en los tiempos que vivimos. En la actualidad, hay un número significativo de temas en todos los ámbitos del saber en los cuales estas redes pueden colaborar en una reflexión conjunta, aportando diversas miradas que pueden permitir la evaluación de diferentes ángulos y miradas en temas relevantes.

Dentro de estas áreas, se incluyen temas de gran relevancia y vigencia internacional como lo son los intentos de cancelación de opiniones en las universidades;  los atentados a la libertad académica y a la autonomía universitaria; los desafíos éticos a considerar en la toma de decisiones; la presencia en el orden internacional: la mirada ética en la formación de los estudiantes y en la áreas de docencia, investigación, creación y vinculación con el medio; el comportamiento ético de los egresados; la interculturalidad en la composición de las comunidades universitarias; salud global; los desafíos, riesgos y oportunidades que presenta la inteligencia artificial; el análisis compartido de la gestión; la búsqueda de fondos internacionales para realizar proyectos de investigación; entre otros grandes dilemas y desafíos.

Algunos criterios que pueden definir las prioridades de participación estratégica en estas redes son la afinidad de ethos y misión institucional; la proyección global, lo que permite el contacto amplio y variado, con diferentes culturas; la construcción de puentes para asegurar la paz entre países vecinos; la proyección  regional y la representatividad geográfica tan necesaria para la colaboración entre universidades que se desarrollan en entornos y condiciones similares; los mecanismos de evaluación y aprendizajes conjuntos; aspectos de innovación curricular de mayor relevancia; líneas de investigación y transferencia conjuntas en la gestión; la complementariedad y sinergia de capacidades; evaluar el beneficio y resultados del costo y tiempo involucrados en la participación de las redes; por mencionar algunos.

Desde nuestra experiencia, participar en redes como Universitas 21, SACRU, el Hemispheric University Consortium, La Tríada, CINDA, Artesanos de la Unidad, entre otras, ha abierto posibilidades para avanzar en docencia innovadora, investigación conjunta e intercambio intercultural. Pero, sobre todo, ha mostrado que es posible construir confianza, comunidad y horizontes más amplios para nuestras instituciones y estudiantes. La colaboración en red nos ha permitido también dialogar desde América Latina con el mundo, compartiendo nuestras miradas, desafíos y aprendizajes.

En suma, es importante destacar que el trabajo en red no es sólo una herramienta operativa, sino de manera muy especial una postura ética y estratégica de las autoridades de una institución universitaria para enfrentar el futuro global, considerando todos los desafíos que representa esta participación. Es necesario realizar una invitación a todas las universidades del país y de la región a asumir un rol más activo, generoso y colaborativo en la participación de redes internacionales, que tengan un foco y propósito definido y una proyección relevante. Esto tiene una proyección a futuro, ya que, solo formando redes diversas, con misión y propósitos definidos, conscientes y comprometidas con el desarrollo integral de la juventud y la generación de nuevo conocimiento, podremos formar de manera integral a las nuevas generaciones que liderarán los cambios que nuestro país y el mundo necesita.